Entre los factores que facilitan o generan maltrato infantil están: el estrés, una baja economía en el hogar, desempleo, bajo nivel social, historial de abuso en la familia, desarmonía familiar, baja autoestima, trastornos físicos o psíquicos en los padres, farmacodependencia, hijos no deseados, padres no biológicos, madre no protectora, ausencia de control prenatal, drogas o uso de sustancias ilícitas, promiscuidad, etc.
El maltrato puede ser perpetrado por los progenitores, tutores, hermanos, tíos, abuelos, personas cercanas, compañeros de clase entre otros.
Algunos de los signos y síntomas que podemos observar en un niño maltratado son: temor, evitar el contacto visual, dificultad para conciliar el sueño, timidez, baja autoestima, apariencia de estar perturbado o atemorizado. A nivel psicológico se ha observado que tiene repercusiones negativas en el desarrollo evolutivo del niño afectando las relaciones de apego con los padres.
Las dificultades psicológicas más comunes que pueden generar los maltratos son: trastorno de estrés postraumático, problemas con sus pares, dificultades escolares, cambios bruscos en el comportamiento, depresión, ansiedad, retraimiento, miedos, agresividad, trastornos somáticos, problemas de socialización, inhibición, pesadillas, enuresis (hacerse pipi en la cama), sentimientos de culpas, hiperactividad o conducta regresiva, trastornos afectivos, entre otros.
¿Qué podemos hacer para detener el maltrato infantil?
Los médicos pediatras, maestros, psicólogos, orientadores, directores de planteles educativos y cualquier persona que sea testigo del mismo, tienen la responsabilidad de denunciarlo ante las autoridades pertinentes.